Una mañana de primavera, sobre las 11 de la mañana, llamaron a la puerta, Alejandra estaba sola. Alejandra miró por la mirilla de la puerta y vio a la encargada de la floristería de su ciudad.
- Hola, ¿eres Alejandra verdad? Dijo la encargada.
- Hola, sí soy yo, ¿qué quieres de mí? Preguntó asustada.
- Quería darte un ramo de flores que me dio un chico de la ciudad.
- ¿De qué chico es? Preguntó Alejandra.
- Pues la verdad es que ni sé su nombre ni sé explicarte como es... Explicó la encargada.
- Bueno pues gracias de todas formas.
Alejandra cerró la puerta y rápidamente miró la nota que llevaba el ramo, ponía:
Para Alejandra: Soy un chico que vive en tu ciudad pero no te voy a decir mi nombre, sólo te diré una cosa. Si quieres conocerme,ven al parque de enfrente de tu casa a las 17:30 hoy.
Atentamente: Anónimo
Alejandra estaba un poco asustada porque no sabía quién era.
Llamaron por teléfono, era su madre.
- ¿Sí?
- Alejandra soy mamá quería decirte que hoy llegaré más tarde a casa. Sobre las 10 de la noche, quiero que cuando llegue hallas cenado y que estés en la cama.
- Ah, entonces llegarás más tarde ¿no?
- Exacto.
- Vale, adiós mamá.
- Adiós cariño.
Alejandra colgó el teléfono y miró en el reloj que eran las 17:00, subió las escaleras para vestirse. Se había puesto una camiseta de manga corta y unos pantalones cortos con chanclas.
Cuando eran las y media justas salió de su casa y cerró la puerta con llave.
Esperó a que el semáforo se pusiera verde y cruzó la calle. Cuando llegó había poca gente: Tres ancianos, dos hombres y dos mujeres con sus bebés en el carrito paseando.
Alejandra se sentó en un banco a esperar ese chico. Uno de los hombres que había en el parque le dijo adiós a sus amigos y se acercó a Alejandra.
- Hola, ¿tú eres Alejandra, verdad?
- Sí, ¿Eres tú el de el ramo de flores?
- Exacto pero, tu no sabes quién soy ¿verdad?
- Pues la verdad es que no...
- Tu sabes que tu madre se separó de tu padre y tú no sabes quién es tu padre porque no habías nacido ¿no es así?
- Pues sí...
- ¿Te gustaría conocer a tu padre?
- Claro, me encantaría.
- Pues, lo tienes delante de tus ojos, yo soy tu padre.
Alejandra se quedó sorprendida y apareció la madre a lo lejos. Su madre empezó ha hablar con su padre y todos se dieron la mano y se fueron a casa.
